Por Chaco
En un ejercicio de “rosca, chicheo y construcción colectiva”, Chaco pregunta y se pregunta sobre los desafíos y posibilidades de los proyectos culturales autogestivos actuales. Para ello conversa con La Delio Valdez y Barrio Limbo.
Si hacemos el ejercicio de buscar en la web “qué es la cultura”, estas son algunas de las respuestas que obtendremos.
- Cultura: Conjunto de conocimientos, ideas, tradiciones y costumbres que caracterizan a un pueblo, a una clase social, a una época, etc.
- Cultura se refiere al conjunto de bienes materiales y espirituales de un grupo social transmitido de generación en generación.
- La cultura es el conjunto de conocimientos y rasgos característicos que distinguen a una sociedad, una determinada época o un grupo social.
En estas pocas líneas podemos ver que, si bien la cultura opera en un plano más subjetivo como “bien espiritual” de un pueblo, esa porción de “espiritualidad” es el motor que hará funcionar los engranajes de las creencias, las cosmovisiones, los ideales. Sobre esta construcción subjetiva y más “invisible”, se configuran una serie de elementos –que se repiten en el tiempo y por varias personas–, que le otorgarán cierta materialidad a la cultura, adquiriendo el nombre de “costumbres y tradiciones”. La división visible/invisible nunca es tan tajante, por el contrario estas dos formas de operar de las culturas se entrelazan y co-construyen constantemente.
Lo primero que podríamos pensar a partir de estas ideas es: “¡Miaw! que importante son las culturas”. Y… ¡si se trata de las propulsoras de costumbres y tradiciones de los grupos humanos, requieren que les prestemos mucha atención! Además, ¿no les llama la atención que…
- La formación en relación a la gestión cultural sea tan acotada
- Que la formación que hay está bastante arancelada?
Ni hablar de los altos costos que implican realizar un show ya sea en el espacio público o en espacios más privados. Equipar un lugar para realizar un festival tiene un elevadísimo costo entre trabajadorxs, permisos, seguros, alquileres de equipos, regulaciones, SADAIC, etc.
¿Quién puede invertir esos montos de plata? ¿Se puede realizar este tipo de eventos sin cobrar entradas? ¿Cual es el sector que más ganancia se lleva en este tipo de eventos? ¿Hay otras formas de llevar adelante eventos de esta o mayor magnitud siendo un grupo de artistas/gestorxs/trabajadorxs emergentes? ¿Quién puede construir cultura realmente?
Nos pusimos en comunicación con dos orquestas musicales a quienes invitamos a rosquear sobre la estructura de sus proyectos, la sostenibilidad y supervivencia cuando se intenta vivir del arte y la cultura, y sobre cómo viven el transitar por los circuitos culturales del país.

La Delio Valdez (LDV), orquesta de cumbia nacida en 2009 en Buenos Aires, presentó su disco El tiempo y la serenata el 19 de agosto de 2022 en el Quality. Conversamos con Xime, una de sus integrantes:
– ¿Cómo fueron los inicios de la banda en los circuitos de la industria cultural bonaerense? ¿Les costó mucho abrirse camino?
-Los inicios de la banda desde un principio fueron en forma de cooperativa, que es nuestro funcionamiento “legal” ahora. Si bien La Delio tiene 13 años, somos una cooperativa legal con todos los papeles hace 3 años. Pero, ya funcionábamos como cooperativa en los inicios. Entre todes tratábamos de cada une hacer una cosa distinta, tratábamos de equilibrar la misma cantidad de trabajo cada une: cuando nos íbamos de gira, cuando cargábamos las cosas, cuando decidíamos dónde tocar, donde no tocar, a cuánto poner la entrada. Eso se sigue sosteniendo (…).
Así como cada une descubrió el sonido de su instrumento, la banda lo fue descubriendo y fue ampliando lo que hoy es el sonido de La Delio Valdez, profundizando el sonido característico de la banda, que tiene muchos vientos. Si bien nuestro país, y mucho también el conurbano, tiene historia de bandas de cumbia de hace muchos años y también nos identifica como un género musical popular, estas bandas de cumbia no se caracterizaban por tener mucha cantidad de vientos. Entonces es como que abrimos un camino, que fue bastante difícil.
Después nos encontramos con que, si bien era más bardo viajar afuera de la ciudad de Buenos Aires al conurbano, ahí recibía nuestra música una multitud y con más amor. Hicimos muchos shows en La Plata, fue un público que nos identificó durante mucho tiempo. De hecho hay por ahí unas leyendas urbanas que dicen que somos de La Plata.
El género de la cumbia se desarrolló muchísimo en lo popular bonaerense durante muchos años y lo sigue haciendo. Encontrar nuestro propio estilo no fue fácil. Sigue siendo un camino super interesante de este género popular que se va transformando en cada país de latinoamérica en el que llegó, hay un desarrollo super identitario de cada zona (…) la cumbia para nosotres tiene muchísima influencia del rock nacional, del tango, lo arrabalero, el folklore argentino, el litoral, el norte de Argentina. Todo esto tiene una influencia super poderosa en lo que termina siendo hoy la cumbia de La Delio Valdez.
Sobre si costó mucho abrirse camino, yo no se si costó mucho o poco, lo que sí es que no pensamos que teníamos que ser una banda que nos venga un productor de una discográfica exitosa a nivel mundial a descubrirnos para hacernos famoses. No tuvimos nunca ese objetivo. Con el pasar de los años seguimos decidiendo y eligiendo trabajar como cooperativa, ser una banda de música independiente (…) Los procesos son más lentos, con decisiones por asamblea, pero los resultados son muchos más interesantes, son mucho más ricos, contienen las opiniones, las emociones, los gustos y las identidades de cada une.
– ¿Por qué eligieron la figura de cooperativa de trabajo para poner en regla la banda?
– Porque es lo que desde un inicio nos representó. Nosotres trabajamos siempre como cooperativa sin entender o sin darnos cuenta que esto representaba una modalidad de laburo que podíamos hacer legal. Entonces, cuando nosotres fuimos investigando cómo tener un marco de contención legal para nuestras actividades a medida que fuimos creciendo, nos dimos cuenta de que una cooperativa era lo que más nos representaba. Del palo artístico-musical no hay muchas cooperativas de trabajo que representen movimientos artísticos, sí más del palo de la fábrica o de la gastronomía, tiene más historia en nuestro país en ese plan, pero no de la música. Entonces, que otras bandas de música puedan inspirarse en nuestro trabajo es increíble, y que nosotres podamos también hacer fusión el trabajo de cooperativas de fábricas, como por ejemplo la fábrica Zanon recuperada en Neuquén, y participar de encuentros cooperativistas nacionales, para nosotres es un recorrido super importante. Que tenga valor nuestro trabajo a nivel cooperativista y a nivel movimiento en nuestro país es una alegría. Impensado totalmente.
– Al día de hoy ¿Pueden vivir de La Delio Valdez?
– Sí, podemos vivir de La Delio Valdez. Podemos vivir económicamente y emocionalmente. Es nuestro modo de vida, es nuestra elección, y no solo somos nosotres individues que vivimos de LDV, también sostenemos a nuestras familias, porque muches tenemos familias muy grandes, que están bancadas económicamente y en el marco familiar de este proyecto.
– ¿Consideran que es más difícil en relación a la cantidad de integrantes que presenta la propuesta?
– Creo que LDV no sería lo que es si no tuviera esta cantidad de integrantes y quienes sostenemos el proyecto, que es o todes o ningune, no tenemos una versión reducida de LDV ni queremos tenerla.En marzo (2022) hicimos nuestra primera gira a México, con todo lo que representa a nivel inversión económica, porque somos un montón y es difícil movernos, los viáticos, comer, dormir. (…) no somos solamente les 15 que estamos arriba del escenario, sino que doblamos en cantidad el grupo de laburo cuando vamos a las giras. Ni te cuento toda la gente que labura a veces en producciones propias, como en la presentación de El tiempo y la serenata, nuestro último disco de canciones originales.
– ¿En qué momento y de qué manera lograron la profesionalización de la banda?
– Yo no sé si hubo un momento en particular en el que hayamos logrado una profesionalización, sino que nosotres, desde el momento uno, nos planteamos que queríamos tener esto como forma de vida y como trabajo. Entonces nos tomamos el trabajo de manera profesional desde un principio. Lo hacíamos cuando tocábamos para 50 personas o para 100 y lo hacemos ahora que pudimos agotar 3 Luna Park.
– ¿Hay personas TTNB integrando la cooperativa?
– Algunas personas somos no binaries y algunas personas que capaz no sabemos. En la cooperativa de forma legal somos 15, pero genera trabajo para muchísima más gente, y dentro de todo ese laburo fijo y constante y esto se abre a muchísimas personas del colectivo TTNB.
– Actualmente, ¿Como apoyan a las bandas emergentes?
– Lo de las bandas emergentes es algo que hablamos en las asambleas muy seguido. Lo intentamos en nuestras fechas, en todas las que se puede porque lleva un laburo de técnica y de escenario mucho más cargado para los técnicos. Tratamos de tener, cuando tocamos en Rosario o en Córdoba, bandas invitadas antes que sean emergentes y locales. Intentamos que sea una busqueda entres nosotres, nos preguntamos a quienes conocemos, quienes nos gustan.

Barrio Limbo es una banda autogestiva radicada en la ciudad de Córdoba, iniciada en el 2018. Su primer disco de estudio Promesantes, presenta un paquete de canciones propias que entrelazan una poesía con fuerte crítica sociopolítica y ritmos folklóricos latinos que dialogan con el rock y el blues. Fue una de las primeras bandas en llegar a los escenarios del Cosquín Rock con personas del colectivo TTNB en su formación y está conformado por un equipo de trabajo integral en el que nos encontramos con lxs musicxs, bailarinxs, comunicadorxs y coordinación general. En diálogo con el equipo nos respondieron:
– ¿Cuesta mucho abrirse camino en el circuito de la industria cultural cordobesa? ¿Por qué?
– Si, cuesta. Está muy sesgado todo, muy encajonado para el mainstream de Córdoba que puede decirse que es el cuarteto, sin decir nada malo del cuarteto, nos encanta el cuarteto. Pero, sobrevivir al margen del cuarteto me parece difícil. El poco circuito que hay por fuera está muy defenestrado, por ejemplo los impuestazos que le ponen a los bares, acustizar y todo eso hace que le sea mucho más barato poner una compu con música antes que una banda. No hay oferta, puede que haya demanda pero no hay oferta y no hay diversidad. Resulta siempre que son las mismas grupalidades en los mismos lugares, y están tanto las grupalidades como los lugares tratando de que ese espacio viva.
Creo que ayudaría mucho el mayor consumo de música de Córdoba, sobre todo las ganas de conocer música nueva, eso para mi sería devolverle el poder a la gente, al público. O que haya una ayuda estatal a los espacios en los que tocan bandas, para que no salga solo de sus bolsillos ese aporte. Por ejemplo, que el Estado subsidie el 50% del caché de las bandas que tocan en bares permitiría que las entradas sean gratis o no tan caras. Por otro lado, está la parte de infraestructura, los lugares no cuentan con buen sonido y no se puede llevar a cabo un show digno y eso hace que el trato con lxs musicxs esté viciado, y de repente tengas que pagar vos músico al sonidista desde las entradas.
– ¿Quiénes tienen los recursos necesarios para construir cultura?
– El Estado tiene una parte de esos recursos. Lxs privilegiados, “les hijes de…” tienen los recursos. Nosotres estamos hablando de lo que conocemos. Por ejemplo, el otro día fuimos a una entrevista en una radio de Villa Libertador y había un montón de pibitxs haciendo su música, y esa música se queda ahí, porque si no sos “hijo de”, si no tenés la plata y no tenés coraje, es difícil. No es fácil tampoco acceder a los recursos que te da el Estado, porque no integra a todes, integra solo a una porción.
Si nos ponemos poeticxs: “todes tenemos recursos”, y puede ser, pero la verdad cuesta acceder, por ejemplo, a la información. Porque es necesario que las personas accedan a la compu, pero también que accedan al programa y sepan ocupar ese programa. Se necesita algo más integral. Volviendo a la parte de la cultura, no es solamente: “ah, nos ganamos 20 mil pesos en un concurso de no se cuantas bandas”, sino que exista realmente un acompañamiento desde el Estado.
– ¿Cómo creen que podrían las bandas ya consagradas dar una mano a les artistas emergentes?
– Generar que haya una conexión de les artistas para con les artistas, ayudarse entre artistas sin que tenga que estar mediando el Estado. A veces también pasa que el Estado está mediando con diferentes estrategias para que, por ejemplo, bandas locales puedan hacer de soporte con bandas internacionales, y las productoras no les pagan, no les dan caché. O sea que, aunque el Estado esté ayudando para que pongan mas bandas locales, no hay nadie controlando a los productores de acá para que cumplan. Les artistas estamos un poco acostumbrades a que la visibilidad sea la paga, pero si hubiera guita sería guita y visibilidad. Todo el tiempo se necesita guita y siempre estamos poniendo de nuestros bolsillos, el problema es que en algún momento se van desilusionando, somos muy pocxs lxs que resistimos ahí. También las bandas consagradas podrían visibilizar toda esta situación.
– ¿Hay personas TTNB integrando está propuesta artística?
– El equipo de Barrio Limbo esta conformado por personas TTNB y cis, tanto arriba como abajo del escenario, y se están sumando mas personas trans a la propuesta. El cantautor de la banda, Kahn Del Río, es un wacho trans de Santiago del Estero. Es muy importante que nosotres estemos ocupando estos espacios ya que nos permiten dar una disputa cultural desde el simple habitar los espacios hasta el poder llenarlos de contenido. Consideramos a la cultura como un espacio de construcción colectiva en la que podemos construir un espacio de disputa en contra de la cis-hetero-norma.
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Si bien se trata de dos proyectos que están en diferentes momentos de sus procesos artísticos, ambos se plantean como independientes y autogestivos. Sabemos que para este tipo de proyectos artísticos la situación se pone más difícil y engorrosa.
Nosotres, ¿qué podemos hacer para abonar a la supervivencia de este y otros proyectos artístico-culturales?
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